FORMAS DE COMUNICACIÓN.

A grito pelado.

No sabemos si tiene la patente, pero mi tía Adoración lo emplea como nadie: Por ejemplo, en la intención de que su casa parezca más grande, con un trueno chirriante le dice a su niña Mari Nieves que le traiga un poquito de pimentón, vino blanco o sal, aunque esté a su lado y la cocina mida 2,46 por 2,80, sin contar los muebles ni el lavavajillas, que parece que no, pero te estrechan mucho al pasar.

Con las manos.

Especialidad de la esposa de mi jefe, doña Lorenza. Es tal la rapidez de los hombros y el giro de sus dedos al hablar, que resulta inevitable que se quede en las manos con algún que otro sombrero o gafas de su interlocutor. Los turistas japoneses le hacen muchísimas fotos mientras explica a alguien de Burgos cómo llegar a la Estación de Autobuses.

En telegrama.

Bien mientras la gente no haga el calandria. Y lo explico: Muchos han terminado una frase con Ceda el Paso en lugar de Stop y el mensaje quedó como muy tontísimo.

Por Carta.

No está mal ahora que se viene usando el papel, porque lo del grabado sobre ladrillos se llevó un pico en hernias discales de carteros. ¿Y de propina, qué? ¡poco, muy poco! y en cuanto a las postdatas, algunas veces son indignantes, lo cual dejo claro en el siguiente ejemplo:

Un señor -desde Costa de Marfil- envía unas letrillas a su prima donde le indica la receta del mojo picón. Y en las dos últimas líneas, después de desearle lo mejor, le comunica: “He visto a tu marido con dos mulatonas saliendo del salón regio del hotel Montpensier. Así que, cuando llegue, no te creas nada de viajes por Gijón llevando muestras de pilas alcalinas. Por supuesto, de mi boca no ha salido ni un suspiro”.

Por teléfono.

Cosme, díctame el número de Maruchi, que tengo la cabeza loca. Nueve, nueve, sí, sigue ¿otro nueve? Ah, un nueve. Espera que empiezo. Nueve, seis, oich la uña. Espera, más despacio. Nueve, seis, cuatro, cero, me llevo una ¿no? Ah, pues en el colegio, yo recuerdo algo así. Espera, no te vayas, que tengo la vista del cerca muy astringida por las gafas nuevas. ¿Qué? ¿diga? Cosme, que tenemos un mensaje. Ponte y lo escuchas y me dictas lo que diga, que yo con las letras me entiendo mejor. ¿Incienso? ¿Desciendo? Ay, Cosme, que estás en tus cosas nada más. Déjame a mí. Cuelga. Deja que suene otra vez. ¿Diga? ¡Maruchi! Si te iba a llam… ¿Que se quema la casa y estáis todos abajo llamando? ¡Ay por Dios! ¡Cosme, deja el periódico y tírate por la ventana!

Por teléfono móvil.

Hola, Poncholi. Llevo la blusa verde porque la compraste tú en Cercedillas, pero no la verde limón que esa está muy vista ya. Si me quisieras, me llamarías más. Y tú, ¿cuándo terminas de barrer? ¿me pasas el mando, que esta ya la he visto? Ay, Poncholi, cabezón, echa la silla para el lado o apártate de la ventana mientras hablamos, y así detrás de ti veo cómo tiende la ropa Benita, la vecina. No, cuelga tú. Bueno, los dos al mismo tiempo. Tonto…

Por satélite.

Rodonostro Papagarovich, llamando a Base. Literalmente, lentejas quemadas, así como la parte trasera de la nave. Espero instrucciones. Cambio.

            Atención Papagarovich. No haga tonterías. Eche en agua la cacerola y por la tarde, con estropajo fino, sale fácil lo quemado. De la nave, a tomar por extranjis, que pagan los europeos esta misión. Les hace una ilusión tremenda. 

1 Responses to FORMAS DE COMUNICACIÓN.

  1. Javier dice:

    ¡¡Cuando sea mayor quiero tener tu talento para inspirar tantas sonrisas con unas pocas líneas!!

Deja un comentario