Reflexiones de un sábado por la mañana (CXLVI).

Llover en Sevilla.

 

Le gusta ser inesperada. Te moja sin tocarte o te golpea a chorros. Nada de términos medios. Juega a tomar el Sol en medio de las calles con gente desprevenida, y pone el suelo brillante y el aire limpio. Es uno de los grandes regalos: el aire de Sevilla recién lavado de lluvia.

No es gran amiga del frío. O uno o la otra, se dicen, para no molestarse. Hay que entenderlos. Con las gotas frías por la espalda corretean por las calles gentes de muchos años, mientras que el frío parece agarrarnos por la solapa y movernos despacio, haciéndonos ver lo largas que son las calles de siempre cuando se quedan frías.

Llover en Sevilla es furibundo a eso de las tres de la tarde, porque el Aljarafe ha revuelto las nubes que venían de paso desde Huelva y antes de entrar en Sevilla algún malage le ha enfriado el ánimo y las ha hecho llorar. Resulta que sí, que hay gente para todo.

Que los desagües desagüen un poquito mejor, pues hay que pedirlo, para que el agua no se encharque ni se pudra. Aquí nos gusta vivir de paso y que no se estanque ninguna idea y acabe siendo aburrida. Que haga lo mismo el agua, después de caer desde tan lejos.

Llover en Sevilla es pretexto para mirar un poquito hacia arriba. A ver quién anda por allí, qué nos cuenta y qué planes tiene. Y si no sabe nada que cante, aunque lo haga mal y llueva.

Está lo de correr a por la ropa tendida que no recogimos al mediodía, tan bueno que se creía que iba a ser entero. Y acabar dejándola en los cordeles, porque va a oler mejor que encerrada en casa. Ya se entenderá otra vez el viento con la ropa limpia para dejarse meter por medio y refregarse, no sólo con las toallas y las camisas.

Y es que llover en Sevilla da mucho que soñar y que hablar.

Las nubes de hoy me han traído agua por dentro de los zapatos antes que mojarme la cara. He supuesto que era la única forma segura de que viniera a conocer mi casa. Me he echado una toalla por la cabeza por costumbre, sin darme cuenta; pero no he puesto los zapatos a secar.

 

Tengan todos ustedes muy buenos días.

Deja un comentario